Esto va de cine y filosofía. Bloque III.

Intervención pedagógica “con” el Cine. Película “La Ola”
Fotograma de «La Ola» Denis Gansel, 2008.

«El Hoyo» (2019), de Galder Gaztelu-Urrutia, es una muy buena metáfora de lo que significa la lucha de clases. Es una distopía imprescindible para comprender la configuración de este sistema capitalista que Marx denuncia incansablemente:

Si queremos ponernos en la piel de un pensador como Marx, absolutamente convencido de que el poder centralizado del Estado basado en la supresión de las libertades individuales es el mejor arma para mantener el control de los ciudadanos bajo la coartada de la seguridad, «La vida de los otros», de 2006, dirigida por Florian Henckel, es una muestra perfecta de como una sociedad puede llegar a permanecer completamente alienada y no solo en su trabajo. Esta cinta representa muy bien cuáles pueden ser las consecuencias de la acción de un gobierno diseñado para limitar al máximo la libertad de los individuos:

Por otro lado está el clásico «La Ola». Una peli de 2008 dirigida por Denis Gansel que no pasó desapercibida. Muestra perfectamente lo peligrosas que pueden resultar ciertas interpretaciones sobre la cuestión de cómo debemos organizar nuestras sociedades. Nos recuerda también lo delgada que es a veces la línea que separa la participación política activa de la ciudadananía de las actitudes más totalitarias, y cómo del pueblo mismo pueden surgir a veces los sistemas políticos más crueles e inhumanos:

Para terminar con Marx, ahora que tenéis tiempo, no dejéis de ver, si no lo habéis hecho ya, este otro clásico: «Novecento», una maravillosa película dirigida por Bernardo Bertolucci en 1976. En ella podemos ver el desarrollo histórico de las ideologías de las que habla Marx, que se gestan en el siglo XIX y se extenderán a lo largo del siglo XX:

En el caso de Nietzsche, suele citarse otro clasico, «La Soga», dirigida por el gran Alfred Hitchcock en 1948. El nudo de la acción transcurre a partir de un debate en torno al concepto nietzscheano de Übermensch (Superhombre). Muestra muy bien las consecuencias que pueden derivarse de una interpretación errónea de sus teorías:

«El Sacrificio» de Tarkovski, que data de 1986 está llena de referencias a los pricipales conceptos de la filosofía de Nietzsche. Las referencias a «Así habló Zaratustra» son explícitas. En ella quedan reflejados muy certeramente conceptos como el nihilismo y el eterno retorno. Valga esta primera escena como ejemplo de interpretación axiológica del eterno retorno de lo idéntico:

«Eyes wide shut» (1999), del gran Satanley Kubrik, representa muy bien esa contraposición entre las dos fuerzas que, según Nietzsche, gobiernan el mundo: la figura de Apolo (que repesenta el orden, lo racional) frente a la de Dionisos (que representa lo oculto, lo misterioso, lo irracional, la embriaguez, el placer desmedido, etc). Está plagada de simbología que incita a la interpretación. A mí juicio es una gran «métafora» que hay que desntrañar. Ya hemos hablado de lo importante que es en Nietzsche la metáfora como forma del conocimiento:

Y, por último, no podemos olvidarnos de otra maravillosa película: «El club de la lucha». Está plagada de referencias al modo de vida nihilista propio de las sociedades actuales. Es un buen ejemplo de lo que Nietzsche quería decir cuando nos hablaba de la «moral de rebaño» y muestra ciertas actitudes que nos hacen reflexionar sobre el concepto de «voluntad de poder«. La cinta de David Fincher data también de 1999 y es un documento imprescindible:

Otra película que estudia el efecto del nihilismo en la sociedad es «Crash» (1996), de David Cronenberg. Una historia un poco atípica:

Si os gustan las pelis de esas que te dejan tocado y no sabes bien por qué, os recomiendo «Anticristo» (2009), del controvertido director Lars Von Trier. ¡Ojo! Esto es cine de altos vuelos, desde luego no apto para todos los públicos. Tened en cuenta que el director la filmó una vez que superó una gran depresión existencial. Esta película (tengo que confesarlo, para mí la mejor película de lo que llevamos de siglo XXI) es una brutal manera de trasladar el famoso mensaje de Nietzsche: «el cristianismo es hostil a la vida«. Mucho cuidado, es una película muy fuerte. Si te consideras una persona sensible y no quieres salir de tu estado emocional de calma, no veas esta película. Quedáis avisados, luego no vengáis a decirme que tenéis pesadillas por mi culpa.

Dejemos a Nietzsche y vayamos a un autor que no entra en el temario, al que algunos ni siquiera consideran como filósofo, y que, sin embargo, es un pensador fundamental para entender el siglo XX. Nos referimos a Freud, el padre del Psicoanálisis. Freud, junto con Marx y Nietzsche, ya lo hemos dicho, son los grandes diagnosticadores de la enfermedad que aflige a la sociedad de la época contemporánea. Lo cierto es que la figura de Freud ha sido abordada desde el terreno audiovisual en muchas ocasiones. Esta peli es solo un ejemplo entre muchos:

De hecho, acaba de salir una nueva serie de la que todo el mundo habla maravillas. A mi juicio, no es lo que esperaba. Refleja muy levemente el espíritu de Sigmund Freud. Demasiada ficción, pero da para entretenerse un rato.

La filosofía de Ortega y Gasset tiene una serie de conceptos que pueden ilustrarse también a través del cine. Por ejemplo, el de «perspectivismo«. El clásico «Rashomon» (1950) de Akiro Kurosawa, representa muy bien una reflexión sobre la verdad a partir del concepto de perspectiva:

Pero también es un buen ejemplo de perspectivismo la película «Las vidas posibles de Mr Nobody» (2009), de Jaco Van Dormael. En ella también hay un análisis de la existencia humana entendida como «cúmulo de posibilidades» que enlaza perfectamente con la corriente existencialista que surge en el siglo XX, corriente muy cercana al pensamiento inclasificable de Ortega:

De una manera menos ortodoxa, el drama escenificado en «Enter de void» (2009), de Gaspar Noé, es otra ilustración de perspectivismo aplicado al cine. La peli es de lo más hipnótico que he visto en una pantalla. Cuidado también con esta peli, el nivel de psicodelia sobrepasa niveles que pueden herir la sensibilidad del espectador:

Otra las preocupaciones de Ortega es la «sociedad de masas«. Me viene a la mente la película «Network» (1976), dirigida por Sidney Lumet, cuyo discurso final tenéis que visionar ahora mismo, sin más dilación:

Y llegamos a Habermas, el último de los filósofos que vamos a estudiar. En él encontramos el más concienzudo análisis actual sobre los mecanismos en los que se fundamenta la democracia moderna, deudora de una sutilísima teoría crítica de la sociedad ya avanzada por el resto de pensadores de la Escuela de Frankfurt.

«Mi nombre es Harvey Milk» (2008), dirigida por Gus Van Sant, es una película que no podéis dejar de ver:

Esa necesidad de una teoría crítica social encaminada a detectar las deficiencias de nuestras sociedades actuales con la intención de transformarlas en sociedades más justas, queda justificada en títulos como: «El Odio» (1995), de Mathieu Kassovitz:

O «Salto al vacío» (1995), de Daniel Calparsoro:

Saliéndonos un poco más del marco cinematográfico, no quiero dejar pasar la oportunidad de recomendar una de mis series favoritas, «Black Mirror». Ninguna temporada tiene desperdicio, pero como su visionado no implica una continuidad (cada capítulo es una historia diferente), os recomiendo empezar por: «Caída empicado», el primer episodio de la tercera temporada. En él hay un seria reflexión sobre el modo en que nos comunicamos, así que podemos tomarla como referencia cuando queramos entender por qué Habermas siente la necesidad de establecer una «ética dialógica«.

Esta serie da para otra entrada, ¡qué digo yo otra entrada!, ¡da para otro blog completo!

Como los temas filosóficos tratados en ella abundan por doquier, dejo a vuestro juicio la categorización de cada uno de sus capítulos en un concepto filosófico de los hemos estudiado a lo largo del curso. Si aceptáis el reto, ya sabéis donde encontrarme.

Marx: «… de lo que se trata es de transformarlo».

«Lo único que sé es que no soy marxista»

Comenzamos el siguiente bloque con el primero de los pensadores de una serie de los más revolucionarios e influyentes filósofos de la edad contemporánea.

Hace no demasiado tiempo nombrar a Marx era sinónimo de jugarte la vida. Hoy, afortunadamente no es así, y lo único que provoca cuando se pronuncia su nombre es cierta incomodididad que les predispone a unos a contraatacar con toda la vehemencia posible los principios sobre los que se asienta su filosofía. Otros, se predispondrán en el sentido contrario, preparados para abrazar sin condiciones todo aquello que venga de la pluma del sabio barbudo. Es decir, que su capacidad para remover conciencias es asombrosa e indiscutible.

De esta capacidad para provocar las más profundas adhesiones y aversiones eran conscientes ambos cuando escribieron:

«Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo. Todas las fuerzas de la vieja Europa se han unido en santa cruzada para acosar a ese fantasma: el Papa y el zar, Metternich y Guizot, los radicales franceses y los polizontes alemanes». (Marx y Engels: «Manifiesto comunista» 1848)

Porque Marx no trabajó solo. A su lado estuvo siempre su amigo Engels, el cual, paradógicamente, como por arte de magia, ha sido injustamente olvidado por la historia de la filosofía…y casi por todas las personas. La proximidad conceptual de uno y otro y el enorme influjo de su pensamiento en la historia de las ideas, dan lugar a un sin fin de derivaciones e interpretaciones con las que la filosofía, la economía y la política se han nutrido desde entonces. Esto explica que, cuando se le preguntaba a Marx qué opinaba acerca de lo que algunos políticos supuestamente seguidores de sus teorías entendían por marxismo, respondiera que, de ser así, él no era marxista.

El pensamiento de Marx es más actual que nunca, toda vez que la cuestión sobre la validez del sistema capitalista es un debate que apenas acaba de comenzar. El caso es que el marxismo sigue vivo, y seguirá estando vivo mientras su opuesto (la defensa del capitalismo) lo esté.

La desvalorización del mundo humano crece en razón directa de la valorización del mundo de las cosas” (Karl Marx)

Pero aquí nos ocupamos solo de una región del amplio expectro marxiano (que no marxista). Nos referimos a su faceta filosófica, que es, a mi juicio, la más abarcante, en el sentido de que, son sus planteamientos filósoficos los que han de extenderse a la política, a la economía y a la sociología.

Marx nos ayudó a quitarnos una venda de los ojos, y nos instó a que colocásemos la venda sobre otros ojos que sí que no debían ver nada, los de la justicia.

El Roto

Junto a Nietzsche y Freud, se lo sitúa como «filósofo de la sospecha». Quizá sea este el mejor regalo que pueda hacernos un filósofo: darnos herramientas para que nos sobrevenga la sospecha. En su caso, Marx nos invitó a desconfiar de un sistema que, habiendo nacido con la intención de desarrollar ciudadanos libres e iguales, sin embargo, no hacía otra cosa que generar miseria, crear súbditos, cada vez más privados de su libertad, de su identidad, y cada vez más desiguales entre sí.

El Roto

Cuando se lee que en el año 2019 la fortuna de los multimillonarios aumentó un 12% mientras que la de la mitad más pobre se redujo en un 11%, y que el 1% más rico de la población mundial acaparó el 82% de la riqueza generada, mientras que la mitad más pobre no se benefició en absoluto, no deja de acordarse uno de las lecciones del sabio barbudo, y no puede evitar representárselo dentro de su cabeza repitiendo una y otra vez la misma idea: «os lo dije».

Lo cierto es que, con la misma vehemencia con la que sus ideas fueron expandiéndose y aplicándose a los sistemas políticos de numerosas lugares en todo el mundo, una serie de catastróficas desdichas (por utilizar un eufemismo), fueron refutando la validez de las mismas.

Pero el hecho de que tuviera razón o no ya no es el debate en cuestión, sino que lo que él consiguió es poner el debate sobre la validez del capitalismo en el centro del pensamiento, y eso es incuestionable.

El Roto

Ahora bien, sus ideas acerca de lo que es, en esencia, el ser humano son difícilmente refutables:

“La esencia humana no es algo abstracto inherente a cada individuo; es, en realidad, el conjunto de las relaciones sociales”. (Tesis VI contra Feuerbach).

¿Quién no ha sentido alguna vez que sus obligaciones diarias le separan a uno de su verdadero ser? ¿Quién no ha sentido alguna vez la necesidad de querer escapar de todo? ¿Quién no ha tenido ganas alguna vez de protagonizar una revolución?, y ¿quién no ha necesitado alguna vez volver a encontrase con uno mismo? Si lo más esencial al ser humano es la relación que establece con la naturaleza, transformándola, explotándola en su justa medida, en un acto de libertad y responsabilidad (aquí está la clave de su materialismo), ¿cómo es que ésta se le vuelve ajena, cómo si no tuviera nada que ver con uno mismo? ¿Cómo hemos llegado a una situación tal que la naturaleza, con todos los sujetos incluidos dentro, no es otra cosa que mercancía con la que generar un beneficio? Y la más importante: ¿quién se está quedando ese gran beneficio?

Algunas de estas preguntas son las que sobrevuelan el resumen de su pensamiento, que os dejo aquí:

Como es costumbre ya en algunos autores, viene precedido por una introducción al contexto histórico y socio-cultural que describe el ambiente del que surge nuestro filósofo:

Si queréis introduciros más aún en su vida, os dejo una película del 2017 dirigida por Raoul Peck, que os ayudará bastante:

Internet está plagado de información sobre él y sobre su influjo posterior. Basta con echarle un vistazo al siguiente documental:

Si os gusta el manga, aquí tenéis una serie que no está nada mal:

Si un texto suyo cayera en la Evau, sería de su Introducción (Apartado A, [1] Historia) a «La ideología alemana«, escrita por el tándem Marx-Engels entre 1845 y 1846, que no se publicó hasta 1932. En este texto se encuentran muchas de las tesis principales del materialismo histórico.

Para los que deseen ampliar, aquí os dejo las «Tesis sobre Feuerbach«, publicadas en 1888, también «El capital«, y su famoso «Manifiesto Comunista» 1848 (directamente a la página 23).

Finalmente, nada como tener a mano un buen vocabulario (cortesía de Boulesis) para que los tecnicismos no detengan vuestro progreso:

¡Estudiantes del mundo, aprended!