Hume: los límites del conocimiento humano.

«Nada es más libre que la imaginación humana». David Hume.

Filósofo, economista, psicólogo, historiador…, aunque sobre todo, Hume es un ilustrado. Como tal, su saber por las más diversas cuestiones relacionadas con la naturaleza humana es notablemente extenso, casi abrumador. Pero ¿cómo es posible esto tratándose de un pensador que sostiene que no podemos estar seguros de nada de lo que tenemos por real?

¿Qué es lo que conocemos realmente? ¿Hasta dónde se pueden extender las creencias que tenemos sobre el mundo? ¿Cuánto condicionan nuestros prejuicios la percepción que tenemos de la realidad? La postura de Hume ante estos interrogantes nos sitúa en una incertidumbre de la que es difícil salir, porque nos adentra en el territorio del escepticismo. ¿O acaso tú tienes un argumento válido, que no esté basado en el hábito o la costumbre, con el que puedas demostrar hechos del futuro tales como que el sol saldrá mañana? Si lo tienes, sospecha de él, porque el problema parece estar ya resuelto. A menos que seas un mutante con una variación genética desconocida o tengas una bola de cristal…

Según el escocés, los filósofos han estado manejando conceptos falsos sin explicar claramente qué es lo que sucede en nuestra conciencia cuando elaboramos esas ideas.

«No existen ideas, de las que aparecen en metafísica, más oscuras e inciertas que aquellas de poder, fuerza, energía o conexión necesaria, las cuales surgen siempre en todas nuestras disquisiciones» (Investigación sobre el entendimiento humano)

Esto es lo que ha pasado con conceptos como sustancia, necesidad, causalidad, dios, ect. Está claro que esto es muy peligroso, porque si no se aclaran ciertos conceptos sobre el ser humano y su realidad, estamos expuestos al error o, peor, a la manipulación. Por ejemplo, la idea que tenemos del yo, la identidad o subjetividad, la mente, el espíritu, etc, podría ser falsa; en el mejor de los casos, porque la otra opción es que ni siquiera exista y no sea más que una invención de tu imaginación.

Nos enfrentamos a un pensamiento altamente provocador, que cuestiona radicalmente la ideas que nos formamos sobre el mundo y sobre nosotros mismos.

«El principal obstáculo a nuestro progreso en las ciencias metafísicas o morales es, así pues, la oscuridad de las ideas, y la ambigüedad de los términos» (Investigación sobre el entendimiento humano)

Su afán es aislar de la filosofía aquellos conceptos oscuros, innecesariamente complejos y anti-intuitivos. La Filosofía no puede tener otra ocupación que no sea «la naturaleza humana»; en toda su extensión, sí, pero desde un punto de vista práctico, alejado de los grandes sistemas del racionalismo. Hume quiere dotar a la filosofía de un caracter antimetafisico, liberarla de vanas especulaciones y centrarla en investigar aquellas cuestiones que pueden reducirse a la experiencia que tenemos de ellas. La experiencia es la única fuente válida de conocimiento y además es su límite.

Este espíritu empirista no nace de repente en este autor sino que es la culminación de una «actitud» que a lo largo de los siglos XV, XVI y XVII se había ido instalando en el modus operandi de filósofos como Locke, Berkeley y Hobbes, y científicos como Copérnico, Galileo y Newton.

Por eso esta entrada trae primero un resumen de esta corriente, que no puede entenderse sin contraponerla a la corriente racionalista que ya hemos estudiado.

La principal aportación de Hume a la filosofía se resume en descubrir que las ideas sobre los grandes problemas de la filosofía no eran otra cosa sino «ficciones» que fabrica la imaginación humana y que, por lo tanto, son absolutamente cuestionables.

«Las disputas con hombres que se obstinan en mantener sus principios a toda costa son las más molestas de todas, quizá con la excepción de aquellas que se tienen con individuos enteramente insinceros que en realidad no creen en las opiniones que están defendiendo, y que se enzarzan en la controversia por afectación, por espíritu de contradicción y por el deseo de dar muestras de poseer una agudeza y un ingenio superiores a los del resto de la humanidad» (Investigación sobre los principios de la moral).

Su investigación empírica, siguiendo los pasos de Newton, le llevará a sostener que los límites de nuestra mente son mucho más estrechos de lo que pensábamos y que la única vía filosófica clara que nos queda por seguir es la «ciencia del ser humano», fundada en su «emotivismo moral» que, obviamente, no puede tener su origen en la razón, sino en el sentimiento.

Aquí os dejo el resumen de su pensamiento, para completar con los apuntes:

Aquí tenéis una selección de textos de su «Investigación sobre el entendimiento humano» de 1748. El texto completo lo tenéis aquí. Ojo a la sección VII «De la idea de conexión necesaria», parte II, porque es de aquí de donde sale el texto a comentar en la Evau. Os dejo también la «Investigación sobre los principios de la moral» (según él, su mejor obra) por si queréis ampliar. Y uno de sus ensayos más conocidos:

Esto va de cine y filosofía. Bloque II.

«El doctor Frankenstein«, James Whale (1931)

Cuando Frankenstein aprende por primera vez que «las cosas flotan en el agua», no duda en coger a la niña y lanzarla al lago. ¿Podemos culparle por su acción moral? ¿Qué hace que una acción moral pueda ser valorada como buena o mala? ¿Se presupone que debe haber un «sujeto» detrás de una acción para que sea moral? ¿Qué es un sujeto? Demasiadas preguntas para una sola película.

Vamos a hacer un recorrido por aquellos retratos audiovisuales que pueden ayudarnos a entender el pensamiento de determinados autores del periodo que denominamos «modernidad», que va desde el Renacimiento hasta la Ilustración.

Empezamos con Maquiavelo, quien representa mejor que nadie el giro en el pensamiento que se produce durante el renacimiento. Son muchos, muchísimos los ejemplos audiovisuales en los que inspirarnos para comprender la filosofía del florentino. Ya hemos comentado la serie «Juego de Tronos«, pero hay otras en las que también deberíamos fijarnos. Recientemente me he topado con esta serie, The Path, en la que me he encontrado una actitud francamente maquiavélica en muchos de sus personajes:

La serie «House of cards» es otro gran ejemplo que ilustra a la perfección como conseguir el poder y conservarlo, cumpliendo una serie de preceptos, muy en la línea de lo expuesto en el «El Príncipe»:

No te preocupes si no eres capaz de sentarte para ver una serie durante horas y horas. Te recomiendo una peli que también te servirá para introducirte en el pensamiento de Maquiavelo en «El Príncipe». Me refiero a «Bréxit» (2019), de Toby Haynes:

Si queréis acercaros un poco al pensamiento de Martín Lutero, podéis echarle un ojo a «Lutero» (2003), dirigida por Eric Till:

Si es un suplicio para tí comprender el intento de matematización de lo real que arranca en el Renacimiento y alcanza su máxima expresión en el racionalismo, con Descartes, Spinoza y Leibniz a la cabeza, tienes que ver «Pi. Fe en el caos» (1998). Es la historia de un sujeto obsesionado con los números. Son muchas las escenas en las que parece que lo que sufre es un clarísimo caso de posesión racionalista. La peli tiene una trama interesante: ¿Qué haríais vosotros en su lugar su hubiéseis descifrado el código numérico secreto para descodificar el sistema bursátil? Lo cierto que es este director (Darren Aronofsky) tiene otros títulos muy interesantes. Merece la pena que les echéis un ojo.

Sobre Descartes, ya hemos señalado en otro lugar alguna referencia, como la de su bio pic. Un tanto viejuno, sí, pero vale perfectamente.

Aún así, se suelen citar determinados títulos cuando se habla del racionalismo y del empirismo en general. La nueva concepción sobre el ser trae consigo nuevos debates que alcanzan su máxima expresión no solo en Descartes, sino también en Hume. Podemos señalar a «Matrix» (1999), de los Wachowski Brothers:

Y a la imprescindible «Blade Runner» (1982), dirigida por Ridley Scott y basada parcialmente en la novela de Philip K. Dick «¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?». Sobran las palabras…

Pero hay otros títulos también muy célebres como «Ex Machina» (2014), de Alex Garland, en la que se analizan ideas sobre la relación entre el alma y el cuerpo:

Y «Origen» (2010), de Christopher Nolan, en la que la duda métodica sobrevuela constantemente durante toda la trama. ¿Como podemos discernir entre lo que es real y lo que no? ¿Qué poder tiene nuestra imaginación? Recordemos que para Hume, «Nada es más libre que la imaginación humana».

Ya sabemos que la filosofía tardía de Hume abandona ciertos presupuestos comunes a la modernidad para dedicarse a cuestiones más típicas de ilustrados. La ilustración, el gran siglo de las luces, ha sido tratado a nivel cinematográfico en innumerables ocasiones. Aquí vamos a quedarnos con tres títulos que creo que servirán para la entender la manera en la que influye el pensamiento de autores como Locke, Rousseau y Kant en desarrollo histórico político y social de los siglos XVII y XVIII. El primero es «Un pueblo y su rey» (2018), de Pierre Schoeller , quien nos introduce majestuosamente en la época de la revolución francesa, que es la consecuencia directa de la actitud ilustrada desarrollada a lo largo del s.XVIII.

Si lo que te apetece es hacerte un ciclo temático sobre la revolución francesa, empieza por ver «María Antoniette» (2006), de Sofía Coppola, que lo deja donde empieza «Un pueblo y su rey»:

Y termina con «Adiós a la Reina» (2012), de Benoît Jacquot, que tiene como telón de fondo esos primeros días tras la toma de la Bastilla:

Si lo que te gusta es el cine que te hace reflexionar a partir de hechos morales, llevándolos a sus máximas consecuencias (al más puro estilo kantiano), Kim ki Duk es la solución, porque consigue siempre colocarte en un dilema ético y te obliga a reflexionar de manera radical sobre los conceptos de «deber» y «libertad». Os recomiendo empezar por «Samaritan girl» (2004):

Y lo mismo ocurre con la filmografía de Thomas Vinterberg, de quien recomiendo «Submarino» (2010):

Pero en Kant no todo es una cuestión de deber, a veces se trata de poder. Su filosofía nace con la intención clara de determinar los límites del conocimiento humano. ¿Qué puedo conocer? ¿Hasta dónde podemos extender el pensamiento? ¿Debe tener límites la ciencia? Son cuestiones que están muy bien tratadas en «Proyecto Lázaro» (2016), de Mateo Gil, que no solo nos recuerda a Kant, sino a todas las corrientes filosóficas que hemos visto y que polemizaban sobre el dualismo alma-cuerpo.

Descartes: un punto y aparte.

«Puede ser, no obstante, que me engañe, y a caso lo que me parece oro puro y diamante fino, no sea sino un poco de cobre y vidrio»

Ciertamente estamos ante uno de los titulares indiscutibles en el juego de la Historia de la Filosofía. Ningún entrenador prescindiría de él. Con gran modestia, Descartes es capaz de producir una fractura tan grande en el pensamiento que, cuando hoy hablamos de filosofía, lo más probable es que rápidamente aparezca su frase más famosa: «Pienso, luego existo». Lo que suele dar para romperse la cabeza un rato, seas aficionado o no a practicar la filosofía. Y aún siendo cierto que en realidad esa no es la expresión que mejor refleja su talante filosófico.

Ser un punto y aparte en el devenir del pensamiento occidental no es cosa sencilla, aunque él hace que lo parezca. La claridad y la distinción que él exige a sus certezas, le son también exigidas a su prosa. Su lectura resulta muy cercana, muy humana y muy viva . No deja uno de imaginarse la escena del señor Descartes, con su bata, sus pantunflas y su mantita, en su sillón, junto a su estufa, en un fría noche de invierno en cualquier recóndito lugar de Alemania, lejos de su casa y de sus amigos. Quién sabe qué cosas son las que decoran esa estancia, y que provocan semejante cascada de pensamientos a partir de un simple trozo de una vela. Quién sabe si se trataba de una vela ya agotada. Quién sabe el tiempo que llevaría en ese estado en el que él se lo encuentra, antes de obligarle a transformarse en cera líquida.

Lo que sí sabemos es que su pensamiento ha dejado una huella imborrable tanto en las las matemáticas como en la filosofía. Y en disciplinas tan dispares como la óptica, la física, la medicina, etc.

Tenemos suerte de que haya existido un tipo como Descartes. Y eso teniendo en cuenta la cantidad de objeciones a las que está expuesto su pensamiento. Sin embargo debemos agradecerle algo que siempre es digno de alabanza, venga de quien venga. Me refiero a la valentía. Lanzarse a escribir todo lo que le pasa a uno por la cabeza puede ser siempre gratificante, si se escribe bien y si se hace para uno mismo o en confianza con otros. La cosa cambia cuando quien te lee puede convertirse en tu mayor peligro. Hace falta valor para situarse en el centro de la escena intelectual de Europa, decirles a todos que lo que han enseñado hasta entonces es sospechoso de ser falso, y no perder la integridad en el intento. Yo creo que la valentía, si se reviste de elegante elocuencia y se alía con la inteligencia, es otra cosa que está en un nivel superior.

El resumen que os dejo de su pensamiento está precedido por una introducción al racionalismo. Porque todo tiene una explicación, un contexto que aclara muchas cosas, y el pensamiento de Descartes no iba a ser menos.

Aquí el resumen de su pensamiento.

Ni que decir tiene que tampoco voy a dejar escapar esta ocasión para que redirijas tu mirada directamente al texto. Además, siendo tan fácil como es ponerte en contacto directo con René, que está a un solo clic. Te diré que el «Discurso del método» es una obra muy accesible. La mayor parte del tiempo es amena, incluso. También te diré que las «Meditaciones metafísicas» te sorprenderían bastante, sobre todo si eres de los que tienden a deternerse en los detalles de las cosas. Descartes no te exige que sepas demasiadas cosas sobre filosofía. Le gusta hacerse entender, así que seguro que el rato que pases con él va a ser provechoso.

Sería interesante que viérais la peli que filmó para la televisión francesa Roberto Roselini en 1974, «Cartesius«. Casi nada. Es cierto que os debe gustar mucho el cine para que resulte tan satisfactoria como su lectura. Si conseguís pasar de los créditos de inicio sin cagaros de miedo, os aseguro que merecerá la pena. Al menos podemos ponerle cara y voz a tan singular sujeto.

Maquiavelo: o de cómo el fin puede justificar los medios.

«Pocos ven lo que somos, pero todos ven lo que aparentamos» Nicolás Maquiavelo

Sí, es cierto. Maquiavelo nunca llegó a pronunciar la famosa frase: «El fin justifica los medios». Todo lo más cerca que estuvo de decir esto fue cuando en el capítulo XVIII de «El Príncipe«, escribió:

«Cuando se trata, pues, de juzgar el interior de los hombres, y principalmente el de los príncipes, como no se puede recurrir a los tribunales, es preciso atenerse a los resultados: así lo que importa es allanar todas las dificultades para mantener su autoridad; y los medios, sean los que fueren, parecerán siempre honrosos y no faltará quien los alabe. Este mundo se compone de vulgo, el cual se lleva de la apariencia, y sólo atiende al éxito: el corto número de los que tienen un ingenio perspicaz no declara lo que percibe; sinó cuando no saben a que atenerse todos los demás que no lo tienen»

Al parecer la frase «El fin justifica los medios» la popularizó el mismísimo Napoléon Bonarte cuando, al terminar de leer un ejemplar de la obra, la escribió en la última hoja, a modo de reflexión personal final.

En cualquier caso, no es esto lo relevante, teniendo en cuenta que Napoleón no iba nada desencaminado en sus conclusiones.

La filosofía de Maquiavelo se encuadra en un momento histórico preciso que se concibe como una transición desde el mundo medieval al mundo moderno. Por eso es necesario entender en qué consiste este periodo denominado Renacimiento y de qué manera afecta al modo de hacer filosofía, antes de volcarnos de lleno en el estudio de un pensador que escribió una obra que revolucionó el pensamiento político y que ha sido y sigue siendo una referencia para cualquiera que quiera entender los entresijos de la teoría política.

Por eso esta entrada viene con un resumen complementario que ayuda a entender el contexto conceptual e histórico del que surge nuestro autor. Como en otras ocasiones, recomiendo empezar por aquí:

Pero no solo es destacable su teoría política sino que Maquiavelo consigue afianzar una nueva concepción del hombre muy diferente de la que la tradición había mantenido, entendiéndolo como un ser eminentemente institivo, programado para hacer el mal siempre que tenga oportunidad de hacerlo. Es evidente que su experiencia vital no debió estar dominada por el optimismo. De esta idea del ser humano intrínsecamente perverso es de donde podemos deducir su realismo político, que no es otra cosa que la consecuencia inmediata de la separación de la Política de las cuestiones morales y teológicas. Independizar a la Política de dogmas ético-teológicos: algo muy revolucionario y muy provocador para la época.

“Un hombre que siempre quiera hacer profesión de bueno fracasará inevitablemente entre tantos que no lo son

Aquí os dejo el resumen de su pensamiento:

Pero como no solo de letras vive el hombre, ahí va una de series que ilustran muy bien cuáles son los procesos y los resultados que resultan de la aplicación de lo expuesto por Maquiavelo en «El Príncipe».

Me refiero a esta famosísima producción audiovisual, que representa a las mil maravillas qué tipo de circunstancias pueden empujar al gobernante a hacer todo lo posible por perpetuarse en el poder:

No se me ocurre mejor representación del tipo de virtudes que defiende Maquiavelo.

Hay que tener en cuenta que él se inspiró en la figura de César Borgia, cuya familia llegó a invitar a cenar a sus enemigos con la excusa de firmar la paz, cuando su verdadera intención era liquidarles más fácilmente.

«Un vaso de vino con César Borgia», de John Collier.

Nada despreciable es la escena en la que Tyrion Lannister se entera de la masacre que ha sufrido la casa de los Stark a manos de la Casa de los Frey. Lo difícil aquí es determinar cuál de todos los personajes representa mejor el pensamiento Maquiavelo:

Porque todos los personajes, tanto los extremadamente «buenos» como los infinitamente «malvados», han seguido a pies juntillas los consejos del florentino. Incluso el personaje que, creo yo, más bondad transmite al espectador (John Snow), ha tenido ocasión de mostrar esa faceta «amoral» de la que debe hacer gala un Príncipe:

Guillermo de Ockham: «moderni» VS «antiqui».

Manuscrito de «Summa Logicae» (Guillermo de Ockham)

Como no todo es dogmatismo en la Edad Media, os presento a este singular inglés que revolucionó el pensamiento en el s.XIV, cuando los sistemas de los grandes maestros (Tomás de Aquino, Escoto Eriugena, Aristóteles, etc.) invadían las universidades con todo ese saber abrumador sobre las cuestiones más insospechadas.

Guillermo representa un nuevo espíritu a la hora de tratar las cuestiones antiguas y confrontarlas con las modernas. Desde él, la razón encontrará mayor certeza en la Ciencia y en la Lógica. Es por esto que podemos considerarle como el último de los medievales y el primero de los modernos.

Su actitud antimetafísica (inclinándose hacia lo concreto), su nueva filosofía denominada «nominalismo», y su incansable labor crítica con los anteriores sistemas, son el germen para que se desarrollen dos de las ideas más distintivas del cambio de mentalidad que se avecinaba: el recelo hacia la razón especultativa y el deseo de simplificación.

Aquí os dejo un breve resumen de su pensamiento. Está bien tenerlo presente de cara a los comentarios de texto y para completar preguntas que exijan relación de ideas.

Como os comenté, hay una peli para esos ratos dedicados a separar los ojos de los apuntes (para desengrasar). Me refiero a «El nombre de la Rosa», basada en la famosa novela de Umberto Eco. El propio autor reconoce que el personaje de Guillermo de Baskerville está inspirado en la figura de Ockham. En esta escena encontramos muy bien representado ese afán de conocimiento y la tendencia natural a indagar sobre las nuevas formas de pensamiento. Porque (citando al propio personaje): «Los libros no se han hecho para que creamos lo que dicen, sino para que los analicemos».

Tomás de Aquino: la síntesis de la escolástica.

» La existencia de Dios es evidente en sí misma, pero no para nosotros, por tanto, debe demostrarse» (Tomás de Aquino)

Hoy toca el otro santo, el de Aquino. Este es más santo que Agustín, sin duda. Pero hay que ser justos y no quedarnos ahí. Lo cierto es que su obra es de una esquisitez sobresaliente. Sus agudos razonamientos y su profundo conocimiento sobre la filosofía clásica, lo convirtieron en uno de los profesores más memorables del medievo. Y aún cuando su temática pueda no sernos pertinente (esto ya depende de los gustos de cada cual), es cierto que representa una síntesis del modo de hacer de los pensadores de esta etapa (que algunos consideran «oscura» y otros «reveladora»), lo que desde el Renacimiento denominamos «escolástica».

Por escolástica entendemos: la forma de enseñar y aprender Teología y Filosofía en la Edad Media. Los instrumentos son la «lectio» (lo que hoy denominamos clase magistral) y la «disputatio» (discusión pública). Y el método consistía en las «disputas académicas» sobre temas de interés general que se desarrollaban según este esquema:

a) Se expone el tema en forma dubitativa, o se presenta la cuestión preguntándose retóricamente por ella (Por ejemplo, ¿Existe Dios?).

b) Se exponen las razones de los testimonios a favor o en contra del planteamiento inicial.

c) El escolástico responde de manera ordenada a las razones que no considera fundadas y da, finalmente, su propia opinión (determinatio).

Como siempre, os dejo el resumen de su pensamiento para poder contrastarlo con los apuntes.

Y para aquellos que no aguanten más sin zambullirse en su pensamiento, os dejo una de sus obras más conocidas: «Suma contra Gentiles«, concebida como un manual para los primeros misioneros que se suele clasificar como una síntesis teológica.

Guion para comentar un texto (Esto no es una peli de terror)

Ya sois unos cuantos los que demandabais el comentario de un texto resuelto por mí. Pues bien, os lo traigo. Y además, guionizado, para que podáis seguir los pasos que yo he ido dando en su elaboración.

Esta guía no pretende ser la solución definitiva a la cuestión del comentario de texto pero igual os sirve para calmar un poco los nervios. Porque es cierto que aprender filosofía conlleva determinadas actividades que si no se entienden bien, pueden convertirse en auténticas pesadillas. Eso explica el terror con el que algunos afrontan esta actividad que no resulta nada traumática en sí misma, una vez que se conoce su verdadera naturaleza.

En este punto, no puedo dejar de recomendaros que os mireis los consejos que podéis encontrar en Webdianoia. Y ya que estáis allí, echadle un vistazo a su web, porque después váis a querer estar dándole gracias hasta el final de vuestros días.

No obstante, os dejo mis propios consejos:

1 Una clara detección de ideas, pricipal/es y/o sencundaria/s: recordad que este punto es clave para enlazar con el segundo punto. No olvidéis lo importante que son las definiciones, que podríais situar aquí. Hay que dedicarle un espacio significativo en el conjunto del comentario.

2 Una breve introducción al pensamiento del autor: recordad siempre que en mis apuntes hay un apartado denominado VISIÓN DE CONJUNTO, y en él podéis encontrar ideas que os ayuden a desarrollar este apartado. Algún dato biográfico es relevante pero no podemos limitarnos solo a esto. En realidad este apartado debe mostrar vuestra capacidad de síntesis sobre el pensamiento del autor, es decir, que en él deberían aparecer de alguna manera las principales ideas del mismo, el contexto del que surgen, etc. Determinados datos biográficos son útiles, sobre todo si tienen que ver con el texto, es decir, si nos sirven para aclarar el significado de alguna idea contenida en el texto.

3 Una conexión lógica entre las ideas del texto y las del autor: ya sabéis, este es el grueso del comentario, y en él es donde debemos demostrar que conocemos el sentido de las ideas del texto en cuestión y que tenemos la destreza suficiente para ponerlas en relación con el resto de ideas del pensamiento en general del autor. El mejor indicativo de que se ha leido y comprendido el texto es hacer referencias directas al mismo.

Conclusiones y/o refutaciones: es una manera de cerrar el círculo. Debería ser el apartado que demostrase una mayor dosis de personalidad, es decir, que lo bueno es que las conclusiones sean vuestras; no que reflejéis las conclusiones del autor y las hagáis pasar por las vuestras. Aquí siempre me preguntáis: ¿Y si el autor o el texto no me genera ninguna idea? Bien, para este tipo de extraños casos os debería poner en contacto con Iker Jiménez, pero como no sabemos si nos va a contestar a tiempo, os recomiendo la vía de la refutación, es decir, una “crítica” de los supuestos defendidos por el autor, para lo que podría recurrir a mis propias ideas o a las de otros filósofos que han criticado al autor en cuestión.
Mucho cuidado con veniros muy arriba en este punto. Tampoco se trata de haceros pasar por expertos en la materia; siempre se puede hacer una refutación de sus ideas acompañándolo de una buena dosis de humildad. Y tampoco os olvidéis del texto que estáis comentando. Referencias directas al mismo pueden mejorar mucho este apartado.

Como el tema que tenemos entre manos es la filosofía de Agustín de Hipona, es a él a quien comentaremos. En concreto, el fragmento de «Las Confesiones» que estamos analizando en clase.

Tened siempre presente que este es «mi comentario». Solo mío. Así que responde únicamente a la relación que «yo mismo» he establecido con el texto tras su lectura. En ningún caso está garantizado que esta sea la forma más idónea de comentar este texto, sino que es solo «mi comentario». Así de personal debe ser que no has de extrañarte si piensas que no es un comentario acertado. Eso te puede dar una idea de lo subjetivo que es este asunto. Si ese es tu caso, no te convence y quieres aportar algo diferente, te animo a que compartas el tuyo. Un montón de seres humanos comentando lo que otro montón de seres humanos han escrito sobre lo que otros pensaban y escribían; eso es en definitiva en lo que consiste la Historia de la Filosofía. Así que sacúdete ese miedo y atrévete a comentar.

Agustín de Hipona: el doctor de la Gracia.

Preguntas qué es el alma, te complaceré fácilmente; pues a mi parecer es una substancia dotada de razón destinada a regir el cuerpo”

Aquí os dejo el resumen complementario del santo de Hipona.

Además, viene con unos textos al final que son carne de cañón para la Evau.

Para poder realacionar ideas en el comentario de texto, os dejo una introducción breve a la filosofía medieval que debería ser el paso previo a su lectura, para captar ideas.

Ánimo con él. Es un pensador con capacidad para sorprenderos y muy, muy polémico. Escribió cosas interesantes que no requieren ninguna especialización filosófica previa para apreciar su valor. Me refiero a las Confesiones. Es una lectura un tanto peculiar, estamos de acuerdo. Pero este diario personal de Agustín es tan original que merece la pena prestarle vuestras neuronas durante un rato.

La filosofía Helenística: un atajo hacia la felicidad.

Os dejo aquí el resumen de las escuelas de la Filosofía Helenística que sirve para comprender el contexto del que surge la filosofía cristiana, corriente que acapara gran parte del periodo que viene después.

Se trata de un apasionante periodo de la filosofía en el que la reflexión sobre la felicidad como objetivo último de nuestra existencia alcanza un desarrollo muy notable. Es por eso que se dice que los pensadores de esta época lo que investigan es la manera de encontrar «atajos» hacia la felicidad.

No os voy a decir que por conocerlos vayáis a ser más felices de repente, pero sí deberíais repasarlo para comprender mejor de dónde surge la concepción de la filosofía que triunfará en la época medieval.

No obstante, dichos pensadores, siguen siendo hoy en día una fuente inagotable de sabiduría más valiosa que el oro.

Esto va de libros: Capítulo I.

Guthrie,William. «Los filosofos griegos»

Preguntábais por alguna lectura para ampliar los contenidos que habéis visto hasta ahora y que resuenan en vuestro cerebro porque aprendisteis cosas el curso pasado. Igual tiene razón Platón con eso de que el conocimiento no es otra cosa que recordar…

Pues existe un librito que os servirá de mucha ayuda. Sin ser excesivamente técnico, está pensado como un curso de filosofía griega que analiza muy bien las principales ideas de los pensadores que habéis estudiado hasta Aristóteles. Casi nada. Os invito a que le echéis un vistazo.