Filosofía para el fin de siglo: y para lo que viene después.

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El hombre en la encrucijada (1933) Diego Rivera

Parafraseando a Habermas, el siglo XX es un siglo breve, pero se podría añadir, con razón, que también ha sido intenso. En su famosa conferencia, Habermas nos deja una muy pertinente e inquietante pregunta:

¿No aprendimos nada de las catástrofes de la primera mitad del siglo?

Habermas (“Nuestro breve siglo XX”)

Comprender el devenir de las ideas que atraviesan el siglo XX es una tarea muy difícil de resolver, pero de una urgencia incuestionable, porque son muchas las propuestas, muchas las corrientes entrelazadas, muchas y muy diferentes las personalidades que pretenden dar sentido a un sinfín de hechos históricos, políticos, sociales, culturales, etc., que están a la espera de ser interpretados desde un punto de vista filosófico que sea capaz de arrojar luz sobre las cuestiones de la vida humana que se desarrollan en nuestras sociedades modernas tecnificadas.

Intentaremos hacer un recorrido cómodo por algunas de las principales corrientes que se hacen indispensables para comprender este complejo siglo, con el objetivo de seguir intentando arrojar nuevas luces que nos permitan comprender el sentido de todo lo estudiado a lo largo del curso.

Este recorrido tiene su primera parada en en el pensamiento de Husserl y su fenomenológia trascendental, cuyas consecuencias derivan en nuevas actitudes que se enfrentan a su pasado reciente y que engloban al existencialismo en general. Pasaremos por un cápitulo un tanto atípico en el que nos detendremos sobre la filosofía analítica, con la que podremos entender mejor el pensamiento de los principales historiadores de la ciencia y de la filosofía hermenéutica. Desde ahí tomaremos un nuevo rumbo siguiendo los pasos de las filosofías que quieren dar respuesta a la cuestión de la posmodernidad, y terminaremos con el análisis del estructuralismo y las filosofías de la diferencia.

No es tan breve el viaje como propone Habermas, es verdad, pero os aseguro que es apasionante.

Habermas: de lo que se trata es de comunicarnos.

The European Madhouse

Terminamos la serie de pensadores con Jürgen Habermas, uno de los representantes más destacados de la filosofía del siglo XX que sigue dando la batalla también en el siglo XXI.

Es el último representante destacable de la famosa Escuela de Frankfurt, una corriente de pensadores que desarrollaron un pensamiento crítico con la sociedad contemporánea con el objetivo de llevar a cabo, aunando Filosofía y Sociología, una transformación de la sociedad, partiendo de algunos de los presupuestos del materialismo histórico de Marx.

Podríamos decir que su filosofía es una filosofía integradora, que pretende armonizar las nuevas y revolucionarias ideas que surgieron en el siglo XIX con los acontecimientos que ellas mismas propiciaron a lo largo del siglo XX. Su preocupación por la comunicación, la propia de los seres racionales que pueblan nuestras sociedades contemporáneas y que es la base sobre la que hay que fundamentar una ética, sigue siendo una preocupación que es lícito extender hasta nuestros días.

La crisis de las «filosofías», la crisis de la legitimación de los estados contemporáneos así como la crisis del positivismo jurídico, son solo tres aspectos de los muchos que empujaron a nuestro autor a elaborar una nueva teoría social que proporcionase un programa emancipador del individuo, centrado en el análisis de la comunicación y la importancia de la participación política, entendiéndolos como medios para lograr una teoría capaz de trasnformar nuestras actuales sociedades, y las herramientas con las que construir un mundo más justo, bajo la máxima de que el intercambio de argumentos entre miembros de una sociedad es la base de la libertad.

La clave estaría en elaborar un nuevo modelo de racionalidad vinculada al lenguaje y la comunicación. Y su principal motivación para ello es esta:

«Tengo un motivo intelectual fundamental: la reconciliación de una modernidad descontenta consigo misma» .

(Habermas: Ensayos Políticos)

Este es el objetivo de su Teoría de la acción comunicativa, mediante la cual denuncia la tensión, la contradicción y el conflicto continuo de las sociedades contemporáneas organizadas en torno al binomio Mercado-Estado, dos conjuntos institucionales que dejan de lado los procesos de entendimiento entre los individuos para centrarse en aquellos aspectos económico-administrativos que son la base de las injusticias sociales, y que degradan las relaciones personales debido a su capacidad abrumadora para elaborar muy diversas y efectivas formas de alienación del individuo.

Con esto, y una vez que repaséis el contexto histórico, estamos listos para adentrarnos en su pensamiento. Aquí tenéis los apuntes:

Es cierto que su lectura no es una lectura de las más amenas de la filosofía, al menos no en su totalidad. Pero hemos tenido suerte con el texto, porque se trata de un texto que sale de una obra sumamente interesante:

Tenéis que ir al último capítulo: ¿Qué significa «Política deliberativa»?, y ahí encontraréis «Tres modelos normativos de democracia», de donde saldrá el texto que habría que comentar en la Evau.

No dejés de pasaros por otras obras suyas muy relevantes:

En «Conocimiento e interés», además de una teoría muy interesante sobre los intereses que se esconden detrás de las diferentes ramas del conocimiento (un tema muy candente, a tenor de las circunstancias actuales), encontraréis una mini historia de la filosofía que es un intento por aclarar los presupuestos de la filosofía de Marx (también su relación con Hegel) y su influjo en el pensamiento del siglo XX.

Tampoco dejés de pasaros, si tenéis fuerzas y tiempo, por su «Teoría de la acción comunicativa» y su «Ética del discurso», si queréis profundizar.

No os asustéis, si queréis empezar con algo más light, Habermas tiene para todos. Podéis echarle un vistazo a este ensayito que os resultará muy útil para entender el siglo XX, tal y como lo ve él:

En el post correspondiente de Cine y Filosofía (Bloque III), os he señalado algunas ficciones que pueden servirnos para comprender el espíritu de Habermas. No obstante, si queréis conocerle en su salsa, aquí lo tenéis, recogiendo el premio Kluge (el Nobel de la Filosofía) en 2015. No olvidéis activar los subtítulos:

Ortega y Gasset: o de la necesidad de la reconstrucción de un país.

«Yo soy yo y mi circunstacia, y si no la salvo a ella, no me salvo yo»

José Ortega y Gasset vivió preocupado por la situación de un país que se había quedado rezagado respecto del resto de países de Europa. Decía que «España es el problema, Europa la solución». Y ganas de contribuir a solucionarlo no le faltaron.

Ahora bien, el contexto histórico que le tocó vivir, un país destartalado, donde la crisis social y económica se unía de manera inseparable a una crisis política inagotable, es todo lo que tenemos que tener en mente si queremos entender su preocupación. No por otra cosa escribió «El ser humano no tiene naturaleza, lo que tiene es historia». Y es que la historia, la interpretación sobre los acontecimientos de tipo social, cultural, económico, político, etc. (razón histórica), a la manera en como lo entendían las filosofías hermeneúticas, es para él como un libro de texto que debíamos consultar antes de ponernos a pensar en cualquier solución.

Su intención no era otra que sacar a España de su situación de inferioridad cultural, y para ello consideraba que era necesario superar los fundamentos filosóficos de la modernidad, sobre los que se había asentado la concepción del ser humano y del mundo en el siglo XX. Para ello, Ortega tenía que lidiar con dos protagonistas que difícilmente suelen ir agarraditos de la mano. Es decir, por un lado, la razón (entendida al modo del racionalismo iniciado por Descartes), por el otro, lo irracional, que representa la «vida» misma. En esto es en lo que consiste su «raciovitalismo», en intentar unificar a ambos, porque la razón no lo es todo en la vida, y la vida tampoco consiste en ser irracional.

Para entender la importancia de la historia en su pensamiento, antes tenemos que hacer una parada por el contexto del siglo XX. Os puedo asegurar que en ninguno de los autores que hemos visto, su contexto, ha jugado un papel tan importante como lo juega en la filosofía de Ortega.

Y a partir de él vayamos hacia su pensamiento, sin dejar de lado la idea de que es imposible comprenderlo sin atender al resto de corrientes filosóficas del XX, que Ortega aglutina de un modo u otro.

Es muy recomendable que os acerquéis a su pensamiento cuanto antes con la actitud que él propone en su noción de «perspectivismo» (que ya conocéis por Nietzsche).

Todo esto le lleva a concebir a la filosofía como la herramienta indispensable para propiciar ese cambio tan urgente que necesitan nuestras sociedades. Pero la filosofía requiere de un esfuerzo doloroso e integral. Para empezar a comprender mi circunstacia, según él, debo entender primero la «totalidad» en la que se enmarca mi proyecto vital. Es decir, hay que analizar primero la «vida» en su totalidad, para decubrir los fundamentos de ésta. Se trata de una tarea «radical», dura, que genera frustración, que implica un esfuerzo inaudito por parte de cada uno de los individuos para comprender su mundo y a sí mismos.

La obra de referencia, es decir, el texto que habría que comentar en la Evau, sale de «El tema de nuestro tiempo» (del capítulo 10, concretamente). Fijáos en lo que él mismo escribe sobre su obra unos años después:

«Yo he publicado un libro en 1923 que, con cierta solemnidad, tal vez la madurez de mi existencia me invitaría hoy a no emplearla. Se titula El tema de nuestro tiempo; en ese libro, con no menos solemnidad, se declara que el tema de nuestro tiempo consiste en reducir la razón pura a razón vital».

Suele ser recomendable empezar por su primera obra «Meditaciones del Quijote«. En ella ya se encuentran muchas de las ideas que desarrollará después. Sin embargo, cuando yo empecé a estudiar a Ortega, me fascinó su obra «¿Qué es Filosofía?«. Me ayudó mucho a entender un montón de cuestiones de filosofía que no conseguía conectar entonces, hasta que llegué a él. Leer a Ortega es un placer, no por otra cosa él mismo decía que «la claridad es la cortesía del filósofo». Si te ha empezado a interesar su pensamiento, tampoco puedes dejar de pasar por su magnífica obra «La rebelión de las masas«, así entenderás mucho mejor la configuración de las actuales sociedades modernas y postmodernas.

En lo tocante a las producciones audiovisuales, creo que ya está tardando la versión orteguiana de «Mientras dure la guerra» (2019), de Amenábar. Esta peli es imprescindible como reflejo de lo que sucedía en nuestro país en la época de Unamuno y Ortega, que pasaron por vicisitudes políticas y sociales con muchos paralelismos (aunque sus ideas son contrapuestas en muchos aspectos), y a quienes la historia ha colocado como los dos máximos exponentes de la filosofía en España.

Eso sí, podemos permitirnos el lujo de escucharle cual youtuber de nuestros tiempos. Es lo que tiene la tecnología que tanto criticamos a veces, que nos permite traer directamente a nuestros tímpanos las frecuencias propias que generaban las palabras de un filósofo tan importante como Ortega:

El vídeo sale de este documento, que no tiene desperdicio:

https://www.rtve.es/alacarta/videos/archivo-historico/jose-ortega-gasset/2915714/

Qué queréis que os diga, a mí me parece un lujo contar con éstas píldoras de conocimiento que vienen directamente del cuerpo de su autor. A menudo se tiende a idealizar la vida de los filósofos, y esto afecta incluso a su corporeidad. Tendemos a imaginarnos cómo de profunda sonaría su voz, cuál sería su extravagante pose, su manera de vestir, etc. Después descubrimos que se trata de personas normales y corrientes. Al final, la pinta de Ortega no es otra que la de un tipo español de su época.

Y por último, este famoso documental. Deberíais aprovechar estos días para verlo:

Casi se me olvidaba el vocabulario 😉

Nietzsche: nada más que Voluntad de Poder.

«Yo no soy un hombre, soy dinamita»

«El “mundo verdadero” es una Idea que ya no sirve para nada, que ya ni siquiera obliga, una Idea que se ha vuelto inútil, superflua; en consecuencia es una Idea que ha sido refutada: eliminémosla. (Día claro; desayuno, vuelta del sentido común y de la serenidad alegre; Platón se pone rojo de vergüenza y todos los espíritus libres arman un ruido de mil demonios.)» [Nietzsche: «El ocaso de los ídolos. O cómo se filosofa con el martillo»].

Nietzsche es el otro gran agitador de conciencias de la edad contemporánea. Si Marx sacudió las bases de la teoría económica, política y social del siglo XVIII, Nietzsche hace lo propio en el siglo XIX (ya a las puertas del XX) y en un sentido superlativo. La crítica de Nietzsche no va dirigida contra un aspecto concreto del ser humano y su cultura, sino contra la cultura occidental en bloque, que abarca desde Sócrates hasta nuestros días.

Para Nietzsche, la Historia de la Filosofía no es más que la historia de un error. Junto a Marx y Freud, él aporta su gran sospecha: desenmascarar que la historia de las ideas es la historia de una gran mentira cuya coartada está basada en una deformación lingüistica malintencionada que persigue objetivos morales.

«Todo lo que los filósofos han venido manejando desde hace milenios fueron momias conceptuales, de sus manos no salió vivo nada real»

Está convencido de que los valores heredados de la Ilustración van en contra de la vida (que es lo más sagrado para él), y que «todos los problemas de la filosofía no son sino un problema de valores».

Él piensa que es necesario coger todos esos valores que la filosofía había instaurado con tanto esfuerzo, tirarlos por la borda, y constituir unos nuevos acorde con el nuevo tipo de ser humano, capaz de darse realmente así mismo las normas en un acto de voluntad libre y plena muy alejado del ideal ilustrado. Para ello basará su pensamiento en una categoría primordial: la voluntad de poder.

«Todo en el mundo es voluntad de poder y nada más que voluntad de poder»

Por eso para él se hace necesario una actitud capaz de «filosofar a martillazos», destruyendo una concepción del mundo y del ser humano que arranca en Sócrates, continúa a través de los siglos en el cristianismo, atraviesa la filosofía de Kant y del socialismo, y llega hasta nuestros días. Esta concepción del mundo que ha imperado a través de los siglos consiste en una desvaloración de los aspectos que procuran una vida plena, en pos de la invención de un mundo imaginario inexistente que pone todos los valores supuestamente deseables en un lugar inaccesible para un ser que aún se encuentra a medio camino de alcanzar su propia superación, su plena transformación.

Lo cierto es que, en su pensamiento, la línea que divide la filosofía de la literatura es demasiado delgada, e inexistente a veces. Sus obras reflejan una habilidad para la metáfora que excede el campo de la filosofía y se funde con el del arte. Y por eso el ser humano es para él, en sentido pleno, el «artista».

Así que toca leer, pues solo adentrándonos en sus metáforas podremos desvelar un pensamiento que (parafraseando al autor), aunque camina con pies de paloma, puede gobernar el mundo. Si aún no has tenido el placer de acercarte a uno de sus textos, ahora es el momento de hacerlo (esto ya no es una recomendación académica sino personal), no dejes pasar más tiempo sin zambullirte de lleno en su universo. Pero antes, date una vuelta por el resumen de su pensamiento:

No hemos tenido mala suerte, porque el posible texto de la Evau saldrá de una obra crucial en el pensamiento contemporáneo, «La Gaya Ciencia» (concretamente del libro V, fragmentos 343 al 346) . Es, según él mismo, el más personal de todos sus libros. No obstante, si tenemos que señalar otra obra suya como principal, tendremos que dirigir nuestra mirada hacia «Así habló Zaratustra«. Esta obra es, a mi juicio, la más enigmática obra del mundo contemporáneo, como él mismo dice, «un libro para todos y para nadie». Tampoco dejéis pasar la oportunidad de disfrutar de una lectura rápida y contundente con títulos tan fascinantes como «Sobre verdad y mentira en sentido extramoral» (un breve ensayo que yo incluiría en en código penal como de obligada lectura para todo ser humano). Y si lo que buscas es una vía directa a la desgarradora literalidad de su subjetividad, sigue a través de «Ecce homo» y «El anticristo«.

Por supuesto que la cultura audiovisual contemporánea se ha hecho eco de este complejo personaje tan «humano, demasiado humano». Me viene a la cabeza «El día que Nietzsche lloró» (2007), de Pinchas Perry, basada en una novela homónima que, con toda la libertad poética del mundo, une las vidas de nuestro filósofo con otro de los más importantes pensadores contemporáneos, Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis.

También me acuerdo de esta peculiar cinta que data de 2001 y está dirigida por Júlio Bressane:

Y del ya clásico «Más allá del bien y del mal», dirigida por Liliana Cavani en 1977:

Sin ser una biografía, esta película del 2011, dirigida por Béla Tarr y Ágnes Hranitzky, se inspira en uno de los personajes que acompañarán a Nietzsche en una de las escenas de su vida más recordada, por lo que resulta muy interesante como documento para entender cómo era el mundo que rodeaba a nuestro autor y que él tanto criticaba:

Y para terminar no podemos pasar por alto el género documental, recomendando el visionado del primer capítulo de la afamada serie «Humano, demasiado humano» de la BBC:

Por último, ya sabéis, echadle siempre un vistazo a su vocabulario antes de poneros a estudiarlo a fondo:

Marx: «… de lo que se trata es de transformarlo».

«Lo único que sé es que no soy marxista»

Comenzamos el siguiente bloque con el primero de los pensadores de una serie de los más revolucionarios e influyentes filósofos de la edad contemporánea.

Hace no demasiado tiempo nombrar a Marx era sinónimo de jugarte la vida. Hoy, afortunadamente no es así, y lo único que provoca cuando se pronuncia su nombre es cierta incomodididad que les predispone a unos a contraatacar con toda la vehemencia posible los principios sobre los que se asienta su filosofía. Otros, se predispondrán en el sentido contrario, preparados para abrazar sin condiciones todo aquello que venga de la pluma del sabio barbudo. Es decir, que su capacidad para remover conciencias es asombrosa e indiscutible.

De esta capacidad para provocar las más profundas adhesiones y aversiones eran conscientes ambos cuando escribieron:

«Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo. Todas las fuerzas de la vieja Europa se han unido en santa cruzada para acosar a ese fantasma: el Papa y el zar, Metternich y Guizot, los radicales franceses y los polizontes alemanes». (Marx y Engels: «Manifiesto comunista» 1848)

Porque Marx no trabajó solo. A su lado estuvo siempre su amigo Engels, el cual, paradógicamente, como por arte de magia, ha sido injustamente olvidado por la historia de la filosofía…y casi por todas las personas. La proximidad conceptual de uno y otro y el enorme influjo de su pensamiento en la historia de las ideas, dan lugar a un sin fin de derivaciones e interpretaciones con las que la filosofía, la economía y la política se han nutrido desde entonces. Esto explica que, cuando se le preguntaba a Marx qué opinaba acerca de lo que algunos políticos supuestamente seguidores de sus teorías entendían por marxismo, respondiera que, de ser así, él no era marxista.

El pensamiento de Marx es más actual que nunca, toda vez que la cuestión sobre la validez del sistema capitalista es un debate que apenas acaba de comenzar. El caso es que el marxismo sigue vivo, y seguirá estando vivo mientras su opuesto (la defensa del capitalismo) lo esté.

La desvalorización del mundo humano crece en razón directa de la valorización del mundo de las cosas” (Karl Marx)

Pero aquí nos ocupamos solo de una región del amplio expectro marxiano (que no marxista). Nos referimos a su faceta filosófica, que es, a mi juicio, la más abarcante, en el sentido de que, son sus planteamientos filósoficos los que han de extenderse a la política, a la economía y a la sociología.

Marx nos ayudó a quitarnos una venda de los ojos, y nos instó a que colocásemos la venda sobre otros ojos que sí que no debían ver nada, los de la justicia.

El Roto

Junto a Nietzsche y Freud, se lo sitúa como «filósofo de la sospecha». Quizá sea este el mejor regalo que pueda hacernos un filósofo: darnos herramientas para que nos sobrevenga la sospecha. En su caso, Marx nos invitó a desconfiar de un sistema que, habiendo nacido con la intención de desarrollar ciudadanos libres e iguales, sin embargo, no hacía otra cosa que generar miseria, crear súbditos, cada vez más privados de su libertad, de su identidad, y cada vez más desiguales entre sí.

El Roto

Cuando se lee que en el año 2019 la fortuna de los multimillonarios aumentó un 12% mientras que la de la mitad más pobre se redujo en un 11%, y que el 1% más rico de la población mundial acaparó el 82% de la riqueza generada, mientras que la mitad más pobre no se benefició en absoluto, no deja de acordarse uno de las lecciones del sabio barbudo, y no puede evitar representárselo dentro de su cabeza repitiendo una y otra vez la misma idea: «os lo dije».

Lo cierto es que, con la misma vehemencia con la que sus ideas fueron expandiéndose y aplicándose a los sistemas políticos de numerosas lugares en todo el mundo, una serie de catastróficas desdichas (por utilizar un eufemismo), fueron refutando la validez de las mismas.

Pero el hecho de que tuviera razón o no ya no es el debate en cuestión, sino que lo que él consiguió es poner el debate sobre la validez del capitalismo en el centro del pensamiento, y eso es incuestionable.

El Roto

Ahora bien, sus ideas acerca de lo que es, en esencia, el ser humano son difícilmente refutables:

“La esencia humana no es algo abstracto inherente a cada individuo; es, en realidad, el conjunto de las relaciones sociales”. (Tesis VI contra Feuerbach).

¿Quién no ha sentido alguna vez que sus obligaciones diarias le separan a uno de su verdadero ser? ¿Quién no ha sentido alguna vez la necesidad de querer escapar de todo? ¿Quién no ha tenido ganas alguna vez de protagonizar una revolución?, y ¿quién no ha necesitado alguna vez volver a encontrase con uno mismo? Si lo más esencial al ser humano es la relación que establece con la naturaleza, transformándola, explotándola en su justa medida, en un acto de libertad y responsabilidad (aquí está la clave de su materialismo), ¿cómo es que ésta se le vuelve ajena, cómo si no tuviera nada que ver con uno mismo? ¿Cómo hemos llegado a una situación tal que la naturaleza, con todos los sujetos incluidos dentro, no es otra cosa que mercancía con la que generar un beneficio? Y la más importante: ¿quién se está quedando ese gran beneficio?

Algunas de estas preguntas son las que sobrevuelan el resumen de su pensamiento, que os dejo aquí:

Como es costumbre ya en algunos autores, viene precedido por una introducción al contexto histórico y socio-cultural que describe el ambiente del que surge nuestro filósofo:

Si queréis introduciros más aún en su vida, os dejo una película del 2017 dirigida por Raoul Peck, que os ayudará bastante:

Internet está plagado de información sobre él y sobre su influjo posterior. Basta con echarle un vistazo al siguiente documental:

Si os gusta el manga, aquí tenéis una serie que no está nada mal:

Si un texto suyo cayera en la Evau, sería de su Introducción (Apartado A, [1] Historia) a «La ideología alemana«, escrita por el tándem Marx-Engels entre 1845 y 1846, que no se publicó hasta 1932. En este texto se encuentran muchas de las tesis principales del materialismo histórico.

Para los que deseen ampliar, aquí os dejo las «Tesis sobre Feuerbach«, publicadas en 1888, también «El capital«, y su famoso «Manifiesto Comunista» 1848 (directamente a la página 23).

Finalmente, nada como tener a mano un buen vocabulario (cortesía de Boulesis) para que los tecnicismos no detengan vuestro progreso:

¡Estudiantes del mundo, aprended!

Filosofía audiovisual: ver, oír y aprender.

Hace tiempo que tenía pendiente una entrada de este tipo, en la que reunir unas cuantas «utilidades» que se ajusten a la tendencia creciente de adquirir conocimiento via contenido audiovisual.

Ante todo, tengo que decir que nunca podré entender como alguien prefiere ver un vídeo sobre lo que alguien ha escrito en lugar de leer directamente lo que ha escrito con tanto esmero ese alguien. Pero no soy tan ingenuo como para no darme cuenta de lo preciado que es el tiempo y de que la necesidad aprieta.

Sin entrar a juzgar más a fondo la cuestión, ahí va un buen pack de herramientas para que el estudio de la filosofía pueda convertirse en otra cosa distinta a la inexorable conjunción de unos ojos mirando un papel. Sustituyamos el papel por placas de vidrio retroiluminado, añadámosle el sentido del oído, y procuremos ampliar nuestros horizontes cognoscitivos.

Ya hemos hablado en alguna ocasión de Unboxing Philosophy, un clásico que nunca falla.

Pero hay más.

Deberíais pasaros de vez en cuando por Adictos a la Filosofía a pasar un buen rato y a aprender filosofía sin dejar de lado el sentido del humor.

Hace mucho tiempo que en Argentina se ha dado cuenta de que la filosofía no es incompatible con la televisión. Hay varios programas a destacar. A mi me gusta Filosofía aquí y ahora.

Y no menos Mentira la verdad.

Es una delicia poder contar con explicaciones de las del tipo que podéis encontrar en La fonda filosófica

o en Lluna Pineda.

A veces es conveniente traer a la memoria acontecimientos del pasado para poder comprender mejor el pensamiento de determinados autores y corrientes. Es decir, que en ocasiones está bien recurrir a la historia para contextualizar los pensamientos de los filósofos. Aquí, en Pero esto es otra historia, encontraréis píldoras de conocimiento muy valiosas.

Y si te quedas con ganas de reflexionar sobre aquellas cuestiones filosóficas que se encuentran más cerca de la ciencia que de la historia, no puedes dejar de pasar por Quantum Fracture.

En fin, me viene a la cabeza alguna más del tipo de Un profesor, o la serie Grandes Filósofos, muy útiles. Pero de momento tenéis para bucear por la red un rato.

Dadles las gracias a todos por su trabajo si tenéis ocasión.

Kant: ¡Atrévete a pensar!

«Dormía y soñaba que la vida era belleza; desperté y advertí que es deber».

Decir que estamos ante uno de los pensadores más influyentes de la historia de la filosofía puede parecer un simple adorno retórico para presentar a este autor. Se dice de demasiados filósofos pero cuando se dice de Kant, es más verdadero que cuando se dice de otros. Porque Kant no solo es la cumbre de la Ilustración, ni siquiera solo la cumbre del pensamiento moderno, sino que Kant es, en sí mismo, la cumbre del pensamiento racional.

El giro subjetivista que había protagonizado Descartes y que había puesto patas arriba la historia de las ideas, provocando el debate entre racionalistas y empiristas, encuentra su inevitable destino en el giro copernicano que protagoniza Kant. Hume, a quien Kant denomina como su «despertador del sueño dogmático» ,en el que había caído tras la lectura de las obras de los racionalistas, avisó de que el conocimiento no era posible porque no podemos conocer las causas de nuestras impresiones, y por ello, no podemos conocer el mundo. La razón quedaba en un callejón sin salida. Kant representa el intento de sintetizar las posturas recionalistas con las empiristas, para sacar a la razón de ese callejón. Por eso defendío una postura intermedia que garantizaba la validez de la razón, al tiempo que establecía claramente cuáles eran sus límites.

Su filosofía se denomina «Idealismo trascendental» y lo que viene a sostener es que existen los objetos del mundo no por sí mismos, sino porque hay un sujeto que los percibe y los piensa. El espacio, el tiempo y las categorías son las herramientas que el ser humano pone para que sea posible el conocimiento. Digamos que son el equipamiento cognitivo de serie con el que nos manejamos en el mundo. Esto quere decir, que sin sujeto que conoce no puede existir nada cognoscible, nada que no se ajuste a estas intuiciones puras (espacio y tiempo) y se someta a las categorías.

La filosofía de Kant es una antropología filosófica. Esto quiere decir que la mayor preocupación de Kant era poder determinar qué es el ser humano, cuáles son sus capacidades, sus obligaciones y sus expectativas. Para ello va a someter a la razón a uno de los más exahustivos exámenes que hasta ahora se habían realizado. La intención de Kant es, sobre todo, dotar a la razón de un campo de acción determinado y justificado, para justificar así una de las disciplinas filosóficas más antiguas y cuestionadas, la Metafísica. El resultado es un fracaso clarísimo. La razón no es esa facultad infalible que el racionalismo nos había descrito. Pero tampoco es un instrumento inservible. La clave está en distinguir claramente los dos ámbitos de la racionalidad; su uso teórico y su uso práctico. El uso teórico nos demostrará como la razón es inservible para tratar los problemas clásicos de la metafísica, aunque demostrará tambíen como, inevitablemente, la razón pugna por abrir un nuevo campo específico en el que sí podrán tener sentido determinados objetos, el ámbito de la razón en su uso práctico.

Pero no hagamos más espoiler. Estudiémosle con paciencia, sin desesperación. Ya sabemos que nos enfrentamos a uno de los pensamientos más complejos y mejor sistematizados de la historia de la filosofía pero aquí os dejo un dificilísimo intento de resumir su pensamiento:

Igual que pretendo que os acerquéis a las obras de otros autores con una mayor confianza en que encontraréis algo de placentero en su lectura, no os voy a engañar aquí, diciendo que Kant es uno de los que se deja leer. Al menos no en lo relativo a sus obras principales: «Crítica de la Razón Pura» y «Crítica de la Razón práctica» (y esto no ocurre tanto con la segunda como con la primera). Sin embargo es un escollo que tenemos que superar en algún momento, si queremos comprender la filosofía después de él; ¡y la anterior! Por eso es recomendable que comencéis calentando motores con la lectura de algunos de sus artículos (aquí os dejo algunos), antes de enfrentarnos a la introducción de la Crítica de la Razón Pura, de donde sale el texto a comentar en la Evau:

Os dejo aquí también el vocabulario:

Hume: los límites del conocimiento humano.

«Nada es más libre que la imaginación humana». David Hume.

Filósofo, economista, psicólogo, historiador…, aunque sobre todo, Hume es un ilustrado. Como tal, su saber por las más diversas cuestiones relacionadas con la naturaleza humana es notablemente extenso, casi abrumador. Pero ¿cómo es posible esto tratándose de un pensador que sostiene que no podemos estar seguros de nada de lo que tenemos por real?

¿Qué es lo que conocemos realmente? ¿Hasta dónde se pueden extender las creencias que tenemos sobre el mundo? ¿Cuánto condicionan nuestros prejuicios la percepción que tenemos de la realidad? La postura de Hume ante estos interrogantes nos sitúa en una incertidumbre de la que es difícil salir, porque nos adentra en el territorio del escepticismo. ¿O acaso tú tienes un argumento válido, que no esté basado en el hábito o la costumbre, con el que puedas demostrar hechos del futuro tales como que el sol saldrá mañana? Si lo tienes, sospecha de él, porque el problema parece estar ya resuelto. A menos que seas un mutante con una variación genética desconocida o tengas una bola de cristal…

Según el escocés, los filósofos han estado manejando conceptos falsos sin explicar claramente qué es lo que sucede en nuestra conciencia cuando elaboramos esas ideas.

«No existen ideas, de las que aparecen en metafísica, más oscuras e inciertas que aquellas de poder, fuerza, energía o conexión necesaria, las cuales surgen siempre en todas nuestras disquisiciones» (Investigación sobre el entendimiento humano)

Esto es lo que ha pasado con conceptos como sustancia, necesidad, causalidad, dios, ect. Está claro que esto es muy peligroso, porque si no se aclaran ciertos conceptos sobre el ser humano y su realidad, estamos expuestos al error o, peor, a la manipulación. Por ejemplo, la idea que tenemos del yo, la identidad o subjetividad, la mente, el espíritu, etc, podría ser falsa; en el mejor de los casos, porque la otra opción es que ni siquiera exista y no sea más que una invención de tu imaginación.

Nos enfrentamos a un pensamiento altamente provocador, que cuestiona radicalmente la ideas que nos formamos sobre el mundo y sobre nosotros mismos.

«El principal obstáculo a nuestro progreso en las ciencias metafísicas o morales es, así pues, la oscuridad de las ideas, y la ambigüedad de los términos» (Investigación sobre el entendimiento humano)

Su afán es aislar de la filosofía aquellos conceptos oscuros, innecesariamente complejos y anti-intuitivos. La Filosofía no puede tener otra ocupación que no sea «la naturaleza humana»; en toda su extensión, sí, pero desde un punto de vista práctico, alejado de los grandes sistemas del racionalismo. Hume quiere dotar a la filosofía de un caracter antimetafisico, liberarla de vanas especulaciones y centrarla en investigar aquellas cuestiones que pueden reducirse a la experiencia que tenemos de ellas. La experiencia es la única fuente válida de conocimiento y además es su límite.

Este espíritu empirista no nace de repente en este autor sino que es la culminación de una «actitud» que a lo largo de los siglos XV, XVI y XVII se había ido instalando en el modus operandi de filósofos como Locke, Berkeley y Hobbes, y científicos como Copérnico, Galileo y Newton.

Por eso esta entrada trae primero un resumen de esta corriente, que no puede entenderse sin contraponerla a la corriente racionalista que ya hemos estudiado.

La principal aportación de Hume a la filosofía se resume en descubrir que las ideas sobre los grandes problemas de la filosofía no eran otra cosa sino «ficciones» que fabrica la imaginación humana y que, por lo tanto, son absolutamente cuestionables.

«Las disputas con hombres que se obstinan en mantener sus principios a toda costa son las más molestas de todas, quizá con la excepción de aquellas que se tienen con individuos enteramente insinceros que en realidad no creen en las opiniones que están defendiendo, y que se enzarzan en la controversia por afectación, por espíritu de contradicción y por el deseo de dar muestras de poseer una agudeza y un ingenio superiores a los del resto de la humanidad» (Investigación sobre los principios de la moral).

Su investigación empírica, siguiendo los pasos de Newton, le llevará a sostener que los límites de nuestra mente son mucho más estrechos de lo que pensábamos y que la única vía filosófica clara que nos queda por seguir es la «ciencia del ser humano», fundada en su «emotivismo moral» que, obviamente, no puede tener su origen en la razón, sino en el sentimiento.

Aquí os dejo el resumen de su pensamiento, para completar con los apuntes:

Aquí tenéis una selección de textos de su «Investigación sobre el entendimiento humano» de 1748. El texto completo lo tenéis aquí. Ojo a la sección VII «De la idea de conexión necesaria», parte II, porque es de aquí de donde sale el texto a comentar en la Evau. Os dejo también la «Investigación sobre los principios de la moral» (según él, su mejor obra) por si queréis ampliar. Y uno de sus ensayos más conocidos:

Tomás de Aquino: la síntesis de la escolástica.

» La existencia de Dios es evidente en sí misma, pero no para nosotros, por tanto, debe demostrarse» (Tomás de Aquino)

Hoy toca el otro santo, el de Aquino. Este es más santo que Agustín, sin duda. Pero hay que ser justos y no quedarnos ahí. Lo cierto es que su obra es de una esquisitez sobresaliente. Sus agudos razonamientos y su profundo conocimiento sobre la filosofía clásica, lo convirtieron en uno de los profesores más memorables del medievo. Y aún cuando su temática pueda no sernos pertinente (esto ya depende de los gustos de cada cual), es cierto que representa una síntesis del modo de hacer de los pensadores de esta etapa (que algunos consideran «oscura» y otros «reveladora»), lo que desde el Renacimiento denominamos «escolástica».

Por escolástica entendemos: la forma de enseñar y aprender Teología y Filosofía en la Edad Media. Los instrumentos son la «lectio» (lo que hoy denominamos clase magistral) y la «disputatio» (discusión pública). Y el método consistía en las «disputas académicas» sobre temas de interés general que se desarrollaban según este esquema:

a) Se expone el tema en forma dubitativa, o se presenta la cuestión preguntándose retóricamente por ella (Por ejemplo, ¿Existe Dios?).

b) Se exponen las razones de los testimonios a favor o en contra del planteamiento inicial.

c) El escolástico responde de manera ordenada a las razones que no considera fundadas y da, finalmente, su propia opinión (determinatio).

Como siempre, os dejo el resumen de su pensamiento para poder contrastarlo con los apuntes.

Y para aquellos que no aguanten más sin zambullirse en su pensamiento, os dejo una de sus obras más conocidas: «Suma contra Gentiles«, concebida como un manual para los primeros misioneros que se suele clasificar como una síntesis teológica.

Guion para comentar un texto (Esto no es una peli de terror)

Ya sois unos cuantos los que demandabais el comentario de un texto resuelto por mí. Pues bien, os lo traigo. Y además, guionizado, para que podáis seguir los pasos que yo he ido dando en su elaboración.

Esta guía no pretende ser la solución definitiva a la cuestión del comentario de texto pero igual os sirve para calmar un poco los nervios. Porque es cierto que aprender filosofía conlleva determinadas actividades que si no se entienden bien, pueden convertirse en auténticas pesadillas. Eso explica el terror con el que algunos afrontan esta actividad que no resulta nada traumática en sí misma, una vez que se conoce su verdadera naturaleza.

En este punto, no puedo dejar de recomendaros que os mireis los consejos que podéis encontrar en Webdianoia. Y ya que estáis allí, echadle un vistazo a su web, porque después váis a querer estar dándole gracias hasta el final de vuestros días.

No obstante, os dejo mis propios consejos:

1 Una clara detección de ideas, pricipal/es y/o sencundaria/s: recordad que este punto es clave para enlazar con el segundo punto. No olvidéis lo importante que son las definiciones, que podríais situar aquí. Hay que dedicarle un espacio significativo en el conjunto del comentario.

2 Una breve introducción al pensamiento del autor: recordad siempre que en mis apuntes hay un apartado denominado VISIÓN DE CONJUNTO, y en él podéis encontrar ideas que os ayuden a desarrollar este apartado. Algún dato biográfico es relevante pero no podemos limitarnos solo a esto. En realidad este apartado debe mostrar vuestra capacidad de síntesis sobre el pensamiento del autor, es decir, que en él deberían aparecer de alguna manera las principales ideas del mismo, el contexto del que surgen, etc. Determinados datos biográficos son útiles, sobre todo si tienen que ver con el texto, es decir, si nos sirven para aclarar el significado de alguna idea contenida en el texto.

3 Una conexión lógica entre las ideas del texto y las del autor: ya sabéis, este es el grueso del comentario, y en él es donde debemos demostrar que conocemos el sentido de las ideas del texto en cuestión y que tenemos la destreza suficiente para ponerlas en relación con el resto de ideas del pensamiento en general del autor. El mejor indicativo de que se ha leido y comprendido el texto es hacer referencias directas al mismo.

Conclusiones y/o refutaciones: es una manera de cerrar el círculo. Debería ser el apartado que demostrase una mayor dosis de personalidad, es decir, que lo bueno es que las conclusiones sean vuestras; no que reflejéis las conclusiones del autor y las hagáis pasar por las vuestras. Aquí siempre me preguntáis: ¿Y si el autor o el texto no me genera ninguna idea? Bien, para este tipo de extraños casos os debería poner en contacto con Iker Jiménez, pero como no sabemos si nos va a contestar a tiempo, os recomiendo la vía de la refutación, es decir, una “crítica” de los supuestos defendidos por el autor, para lo que podría recurrir a mis propias ideas o a las de otros filósofos que han criticado al autor en cuestión.
Mucho cuidado con veniros muy arriba en este punto. Tampoco se trata de haceros pasar por expertos en la materia; siempre se puede hacer una refutación de sus ideas acompañándolo de una buena dosis de humildad. Y tampoco os olvidéis del texto que estáis comentando. Referencias directas al mismo pueden mejorar mucho este apartado.

Como el tema que tenemos entre manos es la filosofía de Agustín de Hipona, es a él a quien comentaremos. En concreto, el fragmento de «Las Confesiones» que estamos analizando en clase.

Tened siempre presente que este es «mi comentario». Solo mío. Así que responde únicamente a la relación que «yo mismo» he establecido con el texto tras su lectura. En ningún caso está garantizado que esta sea la forma más idónea de comentar este texto, sino que es solo «mi comentario». Así de personal debe ser que no has de extrañarte si piensas que no es un comentario acertado. Eso te puede dar una idea de lo subjetivo que es este asunto. Si ese es tu caso, no te convence y quieres aportar algo diferente, te animo a que compartas el tuyo. Un montón de seres humanos comentando lo que otro montón de seres humanos han escrito sobre lo que otros pensaban y escribían; eso es en definitiva en lo que consiste la Historia de la Filosofía. Así que sacúdete ese miedo y atrévete a comentar.